viernes, 8 de junio de 2012

Plumas (y teclados) de acero


Unos dicen con retranca: "Los despidos nos pillarán preparando reportajes para el fin de semana". Otros han montado una movilización contra el ERE que les han planteado que va más allá de la rabia ciega y la pataleta, para convertirse casi en una campaña de publicidad para reflotar el periódico ("El Noticias necesita un plan", dicen. ¿Dónde han estado los jefes de publicidad todo este tiempo, que no han hecho nada parecido para frenar la caída de anunciantes?). Son mis ex compañeros de El Mundo del País Vasco y el Grupo Noticias, gente de una pasta especial. Currantes apasionados por escribir las pequeñas y grandes historias que sirven para envolver los bocadillos de mañana. ¿Cómo no ser especial, teniendo que jugar a diario con la transcendencia y la levedad de las cosas?

Y yo, que me fui de esto del periodismo hace justo un año tras algún que otro desengaño pero muchas más alegrías, me muero de pena mientras todo este mundo se resquebraja. Me gustaría estar con vosotros. Intentaré estarlo las veces que pueda. Sobre todo, quiero mandaros ánimo. Mucho ánimo y apoyo a la gente de Noticias de Gipuzkoa, Diario de Noticias, Noticias de Álava, Deia, Efe, El País, El Mundo, Público, la gente de la tele y la radio... A todos con los que tantas esperas y ruedas de prensa he compartido.

Y quiero pensar que la situación remontará, que puede haber un nuevo renacer de este oficio de juntar letras que quizá salve la esencia de la profesión, de paso, y deje atrás los juegos de intereses, la contaminación, el miedo y la caspa que viene acumulando, a nuestro pesar.

En estos momentos, me gusta pensar que lo bueno del periodismo es que las herramientas para seguir haciéndolo están al alcance de nuestra mano. Que podemos seguir escribiendo aunque el consejo de administración de turno haya decidido cerrar el grifo. Sé que hay hipotecas que pagar, pañales que comprar, letras esperando ser abonadas... Pero también sé que el futuro del periodismo que está por venir depende de lo que hagamos ahora: de no parar, de no resignarnos, de montar (¿por qué no?) algo por nuestra cuenta.

Y acabo con una cita de Conan que viene al pelo:

"¿Qué es el acero comparado con la mano que lo maneja? Fíjate en la fuerza de tu cuerpo. ¡El deseo de tu corazón!".

Pues eso: ¡empuñemos con fuerza nuestras plumas de acero!

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