Y yo, que me fui de esto del periodismo hace justo un año tras algún que otro desengaño pero muchas más alegrías, me muero de pena mientras todo este mundo se resquebraja. Me gustaría estar con vosotros. Intentaré estarlo las veces que pueda. Sobre todo, quiero mandaros ánimo. Mucho ánimo y apoyo a la gente de Noticias de Gipuzkoa, Diario de Noticias, Noticias de Álava, Deia, Efe, El País, El Mundo, Público, la gente de la tele y la radio... A todos con los que tantas esperas y ruedas de prensa he compartido.
Y quiero pensar que la situación remontará, que puede haber un nuevo renacer de este oficio de juntar letras que quizá salve la esencia de la profesión, de paso, y deje atrás los juegos de intereses, la contaminación, el miedo y la caspa que viene acumulando, a nuestro pesar.
En estos momentos, me gusta pensar que lo bueno del periodismo es que las herramientas para seguir haciéndolo están al alcance de nuestra mano. Que podemos seguir escribiendo aunque el consejo de administración de turno haya decidido cerrar el grifo. Sé que hay hipotecas que pagar, pañales que comprar, letras esperando ser abonadas... Pero también sé que el futuro del periodismo que está por venir depende de lo que hagamos ahora: de no parar, de no resignarnos, de montar (¿por qué no?) algo por nuestra cuenta.
Y acabo con una cita de Conan que viene al pelo:
"¿Qué es el acero comparado con la mano que lo maneja? Fíjate en la fuerza de tu cuerpo. ¡El deseo de tu corazón!".
Pues eso: ¡empuñemos con fuerza nuestras plumas de acero!
"¿Qué es el acero comparado con la mano que lo maneja? Fíjate en la fuerza de tu cuerpo. ¡El deseo de tu corazón!".
Pues eso: ¡empuñemos con fuerza nuestras plumas de acero!
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